Hace dos entradas tuve el atrevimiento de equipararte a todo un tratado de teología.... ¡qué corto me quedé!, ¿como pude ser capaz de reducirte sólo a una de tus infinitas aristas?... quien pretenda acercarse a ti, conocerte, comprenderte y emitir juicios, que se revista primero de humildad y comprenda que al campo no se le puede poner puertas. Siempre me han producido arcadas aquellos que dicen saber más que nadie sobre algo, y todo cuanto digan va a misa sólo porque le avala un diploma colgado en su despacho.
El pueblo lo sabe explicar mejor. Este sábado pasado, ya casi madrugada del domingo, mientras la Cruz paseaba por la calle San Sebastián; alguien, mirando fijamente al paso, le llegó a decir: "Hay que ver lo que eres capaz de mover". En esa expresión lo dijo todo, y no le faltó ni un ápice de razón.
Alfa y omega, principio y fin, la causa última que mueve a tu pueblo.
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