lunes, 30 de julio de 2012

Sin ganas.


                ¿Habré dejado de tener motivos, en estas últimas semanas, para escribir algo en mi blog?... pues ahí me tienen, sin ganas de ningún tipo ante el constante goteo... ¡¡qué digo goteo!!, chaparrón de acontecimientos políticos, económicos y sociales. Se me antoja tan súmamente  a s q u e r o s a  la realidad en que estamos sumidos en esta "piel de toro" que, sin remedio, he caído en lo que nunca se ha de hacer cuando cualquier bota nos pisa el cuello: la inanición. Como una mala digestión después de haber ingerido un bocata de clavos: cagándome, eso sí, en la gramp... de quien me lo ha servido, pero sin ganas de moverme, nada más que de vomitar.

               Y es que, lo malo de los políticos (bueeeno, voy a decir "algunos"), no sólo es que se queden con el dinero de todos, que cobren cifras insultantes, que por un lado echen de los ayuntamientos a personas con su oposición aprobada "por falta de dinero" y por otro coloque a algún amigote o familiar suyo, tampoco es sólo que en campaña electoral digan digo y cuando se apoltronan en el escaño digan diego -cuando no que nos jodamos-... no, no sólo es eso, lo malo es el insulto a nuestra inteligencia, el tomarnos por el pito de un sereno, el creerse que nos hemos caído de un guindo... y lo más malo todavía es que, encima, puede que lleven hasta razón, vamos que vivimos inmunizados y todos esos desmanes los vemos como algo natural.

               Todo este cóctel demoníaco me ocasiona una especie de escepticismo que me llega incluso a preocupar. ¿Qué postura adoptar?, ¿actuar a sabiendas de que poco o nada se puede hacer o simplemente verlas venir y sea lo que Dios quiera?... ¿Vivir la vida o contemplarla como si de un laboratorio se tratara?. Qué contradicción. 

               Durante mi existencia he comido tanto de los "dulces" frutos del árbol de la vida, como de los "amargos" del de la ciencia. De todos ellos intento sacar alimento (nunca embriaguez). Al fin y al cabo la vida está hecha para eso, para vivirla, aunque a veces pensemos que pueda estar basada en una gran mentira (aunque también habría que matizar qué entendemos por mentira). Etimológicamente, ilusión proviene del vocablo latino "illudere" que significa engaño... y hasta el color del cielo que vemos cada día no es más que una ilusión -engaño- que un órgano de nuestro cuerpo crea en nuestro cerebro... pero por saberlo, no dejo de deleitarme con la sinfonía de luces que nos ofrece el amanecer agosteño o el ocaso de noviembre. ¿Puede ser esta postura lo que los epicúreos y estoicos llaman "ataraxia"?

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