viernes, 12 de junio de 2015

LA VERDAD DESNUDA


               Es inevitable evocar las palabras de Carlos Colón. Hoy, 26 de abril, podemos ver la verdad desnuda de por qué Villarrasa es crucera, de por qué este bendito pueblo condal siente y padece, ríe y llora, muere y resucita junto a los estigmas del Martirio y la luz de la Gloria resumidos todos en La que, desde las 12 de esta pasada madrugada, se erige soberana en su paso procesional, a la espera de derramar Vida por toda Villarrasa. 
               La misma, sí, la misma que embrujó a aquellos villarraseros del XIX lo sigue haciendo, como si tal cosa, a los del siglo XXI. Dudo que hubiera mucha diferencia entre aquellos que la vieron recién salida del bastidor en aquel Convento donde se obró el prodigio, con la de cualquiera de los cruceros que anoche abarrotaban la capilla.
               Te vemos, Cruz bendita, y el ruido del motor del coche que acaba de pasar bien pudiera ser el crujir de un carro y las esquilas del mulo que tira de él. Te vemos, y el asfaltado de tu calle bien pudiera parecernos un terregal con aceras de piedra. Te vemos, y la blancura de tu capilla actual bien pudiera parecernos un arco de puntas góticas con bombillitas. Te vemos y bien pudiera parecernos que, de un momento a otro, va a llegar Eugenio "el Lila" para ponerte en el aire, o Manolito "Piruli" con baldosas de papel, o Andrea, tu eterna camarista, ayudada de su hija María con un amarrijo de alfileres sumergidos en talco para hacerte el primor de las dobleces de tu sudario. Te vemos y aún nos resuena el restallar de espejos y orzas de aceite, porque a ti nada se te puede negar. Te vemos y nos parece ver a Bernarda y a María la Caló repasando el dorado de las cornucopias, te vemos y nos parece estar viendo a las Mayorazgo, Catalina, Alfonsa, Anita y Frasquita, metidas en mil quehaceres. Te vemos y nos parece estar viendo a María la de "El Litri" algocifa en mano dispuesta a limpiar lo que hubiera menester. Te vemos y nos parece ver a Alfonso Vázquez que acaba de hblar con el orfebre, con el tallista o con el bordador porque este año estrena "¡¡ooohhh, lo que va a estrenar este año...!!" . Te vemos y vemos a mi tía Anita luciendo su majeza con madroñera grana. Te vemos y vemos techo y comida compartidos con los grandes maestros de la pasión, directores de Soria 9. Te vemos y son innumerables los cruceros y cruceras que han pasado por delante tuya, como norte y guía de sus vidas, tantos, tantos y tantos, que sería imposible nombrarlos aquí. Te vemos, y veo a mi abuela contándome todo esto... 

               Te vemos y es que no nos cansamos de verte. 

(Publicado en mi perfil de Facebook el 26 de abril de 2015)


Foto: Juan Ignacio Borrallo.

jueves, 9 de abril de 2015

La web de la Cruz, renovada.

               He aquí la web oficial de la Primitiva y Fervorosa Hermandad de la Santa Cruz del Campo, Sangre de Ntro. Señor Jesucristo y Santo Rosario, totalmente renovada en forma y actualizada en fondo. En su día fue pionera y hoy ¿por qué no?. Disfrútenla:

www.santacruzdelcampo.org

ABRIL

               Nada más había hecho terminar de llover aquella interminable tarde abrileña de mediados de los 80. El olor a tierra mojada recalentada por un sol que se hacía hueco entre los nubarrones, que aún por la sierra dejaban caer visibles cortinas de agua, nos convocaba a mi hermano, primos Enrique, Manoli, Rosa (creo que también Isidoro y JavI) y a este que os habla a jugar a la Cruz en el patio de mis abuelos Enrique y Manuela. Mi prima Inma contaba con algo más de un mes de vida (qué ganas de que se hiciera mayor, decíamos), el resto de mis primos: José Manuel, Víctor, Fátima, María, Álvaro, Alejandro y Raúl, ni en el pensamiento de sus progenitores traerlos al mundo. 
               El solar que dejó el derribo de la antigua bodega de Flores (el Llano, para los niños de El Prao) no podía hacer más honor a su nombre: una densa alfombra de jaramagos, amapolas y margaritas hediondas formaban caprichosas formas junto a los meloncitos, malvas, conejitos y avenas locas “Cuantas más cojamos, mejor” decíamos. Todo era poco para adornar nuestro pasito que ya mi abuela estaba conformando con todo el primor que una madre de madres puede ofrecer a los hijos de sus hijos. Una enorme (desde la perspectiva de unos mocosos como éramos) caja de cartón (¿o era un tabal de frutas?) cubierta con papel de regalo “con cositas colorás”. La cruz, dos tablas pintadas de rojo, una tira de papel de aluminio eran las bandas y el arco dos varas de esparraguera salpicadas con florecillas, de las mismas que cogíamos en el llano. Mi prima Rosa era la Hermana mayora (sí, mayora), con un palo de escobón como vara. Mi prima Manoli, cual Mariquilla terremoto, pendiente de todo (ahí, apuntando maneras) Mi primo Enrique y yo éramos los que llevábamos el paso y para evitar disputas sobre quien iba delante y quien detrás (a cabezones no nos ganaba nadie), optábamos por ponerlo de lado y cogerlo por los costados. Mi hermano hacía de banda aporreando un bombo cilíndrico de detergente y… a darle vueltas al patio. Había que echarle imaginación para ver en aquello tan solo un mal remedo de lo que veíamos en nuestros mayores (de eso se trataba, de echarle imaginación), sólo interrumpíamos el juego cuando, desde el salón se dejaba oir la sintonía de Barrio Sésamo y la abuela nos tenía preparados los bocatas de nocilla o, una exquisita tarta de galletas como sólo ella sabe hacer. Nada más hacía empezar el tostón de Planeta Imaginario (para planeta imaginario, el que teníamos montado nosotros), salíamos como potros de nuevo hacia el patio a segur dándole vueltas a nuestra cruz. Mi abuelo, siempre tan bromista y guasón con sus nietos, nos decía “qué aburridos, no echáis ni vivas ni ná”, otras veces nos decía “a ver, qué banda queréis que os contrate” o “¿cuándo vais a sacar el Romero?”. Hasta “Lesly” (nombre más ochentero, imposible), una perrita de pelo lanoso que tenía mi abuela, nos hacía compaña. Cansados de tantas vueltas por el patio, no sin antes jugar al más difícil todavía pasando por la frondosidad del jazmín, hacíamos la recogida bien en la vaqueriza que había en el corral o bien en el cuarto de aseo, cuya puerta daba al patio. 
               
Desde las cuatro esquinas, en la otra punta del pueblo, se dejaba oír una salva de cohetes, signo inequívoco de que algo se estaba moviendo por la calle Cruz (por eso llovió horas antes… no falla). A la sordina de aquel estruendo, desde dentro de casa, quizás mi abuelo o quizás alguno de mis tíos, se escuchaba “!VIVA LA COLORAITA!”, a lo que respondíamos en un despelleje de garganta “¡VIVAAAA!”

jueves, 5 de marzo de 2015

MARZO

               El que os habla no rondaría la decena de edad. Me encantaba llevarme horas en casa de mis abuelos José Antonio y Josefa para zambullirme en la cátedra de aquella Villarrasa de parva, empedrado y cal. Sería martes santo o miércoles… no me acuerdo. La luz en estado sólido de aquella tarde de marzo entraba tamizada a través de los cristales verdes, amarillos y blancos del portentoso cierro, procedente del derribo de un palacio sevillano, a dejar caer sus 24 kilates sobre uno de los maceteros barnizados, entre viejos y antiguos, que flanqueaban el vano del segundo portal. Sobre el macetero un tapete de croché y sobre éste un tibor de loza del que emergía una maceta cuajada de “narditos” (frecsias) que trasminaban toda la estancia (será por ello que asocio ese aroma al mes de marzo), debajo, en tiesto pintado de blanco con la revuelta del filo en verde, una maceta de frondosas y abutanadas cordobesas. A través de los opacos cristales del cierro, con las persianas remangadas, se adivinaba un bosque de “laureolas”, “pilistras” y flores de jarro en torno al brocal del pozo. Colgadas de las paredes, a la espera de las aguas de abril, los brotes de lo que serían aromáticos claveles grana reventones, que acabarían de la manera más gloriosa: prendidos en la solapa de algún jinete en el Romero o en el rodete de alguna flamenca en el Rosario… quién sabe si junto a la peina de la Hermana Mayora (aquel año creo que salía de la misma calle).
               Un incesante "tictac" salía del péndulo del reloj de pared. Presidiendo el amplio salón un retablito con una estampa antigua de San Antonio de Padua con marco de fina labor de forja pintado de purpurina, flanqueado por dos farolitos con bombillitas perennemente encendidas, excepto cuando algunos de mis primos, mi hermano o yo las apagábamos para bromear con mi abuelo, pocas bromas soportaba tan mal como que le apagaran las luces a su San Antonio; para él era el summum de la irreverencia y significaba casi estar desprotegido; no, no llevaba demasiado bien que sus nietos gustaran de bromear con aquello tan sagrado para él. Mi abuela había remangado, por enésima vez, las rojísimas (cómo no) enaguas de la camilla para remover el poco cisco que quedaba en la copa y que ya había regado con romero bendecido del día de la Virguen (Virgen con “g” suave no podía ser otra más que la de los Remedios), “ya no hace tanto frío” –decía- “aunque mira cómo se pega las brasas a la badila”, barruntaba así que el tiempo iba a cambiar. Sobre la mesa, un cesto de porcelana con amapolas de plástico duro del año del cuplé (literal); al lado, una fuente con exquisitas tortillitas de bacalao. "Dang, Dang…" así hasta seis campanadas del reloj de pared retumbaron en la espaciosidad de la galería. Mi abuelo, que dormitaba como podía la siesta en su mecedora de loneta, miraba aquel mueble con manecillas y, de seguida, comprobaba la hora con su reloj de pulsera, volviéndose luego a dormir no sin antes reparar en las luces apagadas del retablo de San Antonio “¿Otra vez has apagado el San Antonio?” –medio me regañaba- “desde luego que no ideas cosas buenas, ¡vuélvelo a encender, hombre!”. Mi abuela se sonreía cómplice. 
               La voz de Garrido Bustamante, procedente del Radiola en blanco y negro, retransmitía la primera o segunda desde la Campana. Eso y los toros era lo único que a mi abuelo le merecía credibilidad de aquella caja del demonio, lo demás eran pepones pintados en el cristal (quizás no iba tan desencaminado). Al instante se dejó oír “… este palio acompañado de la Banda de Soria 9”, a mi abuela, más emocionada por lo que le recordaba que por lo que veía en la pantalla, se le escapó un “qué lindos los toques de la música de Soria”, y lo decía así, como si nunca la hubiera acogido en su casa. Era mil novecientos ochenta y… pero por sus octogenarios ojos, que comenzaban a asomar el vidrio de las emociones, bien pudiera ser mil novecientos veinti… Y, como si yo no lo supiera, como si pensara que semejante cosa se me pudiera olvidar, me espetaba casi con nerviosismo y con un ímpetu contagioso: “Niño, ¡¡QUE YA ESTÁ AQUÍ LA CRUZ!!”

jueves, 1 de mayo de 2014

Boletín "Santa Cruz del Campo" de 2014 en pdf:

               Se ha hecho de rogar (aunque el de papel está en la calle desde el miércoles de pasión), pero ahí está. Entrando en la web www.santacruzdelcampo.org y clicando "Boletines" en el menú. O bien directamente:


miércoles, 9 de abril de 2014

Atentamente.

                A/A Estimado Sr. Tertuliano, columnista, reportero, intelectual, “humorista”, y demás adalides de
la libertad y el respeto. A todos los que, de un bando u otro, surgen como hongos en estas fechas, prestos a circular por la trillada senda del tópico, el prejuicio y la ignorancia:
                Ante todo respeto profundamente que no le guste la Semana Santa, está en todo su derecho (faltaría más) incluso de que así lo haga saber públicamente, pero me va a permitir hacerle unas puntualizaciones, más que nada para que cuando exponga las razones de su repudio tenga al menos motivos para que su credibilidad no quede en entredicho:
               -Las procesiones no las costea el Estado ni siquiera, fíjese, la Iglesia. Todos los gastos que origina una cofradía en la calle son sufragados íntegramente por los hermanos y devotos de esta y si, por casualidad, se beneficia de alguna subvención, es porque se acoge a los mismos derechos que cualquier otro colectivo igual.
               -Me sorprende, mejor dicho, me ruboriza que usted, siendo tan amante de la cultura, el arte y la creación, llame “muñecos” a obras escultóricas que se estudian en Institutos y carreras de Arte. Las Imágenes son obras salidas de manos humanas, razón más que suficiente para que, aparte de que representen a la divinidad, sean sagradas.
              -Por más que usted lo repita, no se convierte en verdad. Los católicos no adoramos a las Imágenes (y si aun así fuera, a usted, ¿qué?).
              -Emocionarse ante una obra de arte o ante un estímulo, imagen o figura de apego que nos haga sentir una anámnesis gratificante es un hecho intrínsecamente humano, lo que nos distingue del resto de los seres vivos. Si a usted, tan moderno, tolerante, respetuoso y avanzado le molesta que haya personas que experimenten eso, el problema no es más que suyo (de usted)… hágaselo mirar, puede ser grave y, lo que es peor, contagioso.
              -Los cofrades no somos fachas, ni machistas, ni maltratadores… somos tan hipócritas como lo puede ser cualquiera. No somos racistas ni xenófobos (los puede haber, pero no por el mero hecho de ser cofrades) de hecho existían Hermandades de negros, mulatos, gitanos… No nos comemos a los niños crudos para merendar, ni nos azotamos hincados de rodillas en nuestro cuarto a la luz de las velas, ni mucho menos el carné de militante del PP es imprescindible para acceder a ser hermano de una Hermandad. Los cofrades podemos ser tan modernos y abiertos incluso más que usted… en serio.
              -Un hábito nazareno no es un disfraz, ni muchísimo menos tiene que ver nada con el Ku-Klux-Klan  (o como puñetas se escriba) Cuando los españoles conquistamos el Nuevo Mundo (lugar donde se creó dicho grupo), ya llevábamos siglos haciendo estación de penitencia de forma ANÓNIMA, que para eso es el hábito nazarano.
              -Cuando usted sea capaz de despojarse de todas sus riquezas, sólo entonces estará en condiciones morales de criticar el patrimonio (del que usted también disfruta) de las Hermandades. Al parecer, según personas con su mismo pensamiento, las Hermandades tiran al vertedero todos sus palios, mantos, pasos y coronas una vez pasada la Semana Santa para volverlos a hacer de nuevo al año siguiente. Aún así, la gente hace con su dinero lo que bien les plazca y aunque esté mal decirlo, espero que nunca se tenga que ver en la tesitura de llamar a las puertas de una casa hermandad para recibir lo imprescindible para pasar el día.
               -Estoy seguro de que si todo esto fuera cosas de ingleses, alemanes o americanos (del norte) tendríamos Semana Santa hasta en la sopa (véase Halloween, día de la marmota, santa Claus, etc… -que respeto, por supuesto-) y se vería como todo un ejemplo de integración social, organización, arte y cultura…
               -No me vanga dando lecciones de tolerancia, que le veo venir. Cae en lo mismo que critica: imponer un pensamiento único. Y de esas formas de proceder, España va bien sobrada.

               - Por último (aunque me deje cosas en el tintero) le puedo dar mil razones para criticar a los cofrades, mil u una… pero mejor me las guardo. 




domingo, 2 de marzo de 2014

Restauración de San Roque

               Sería injusto que después de aquella entrada de enero de 2012, en la que lamentaba el pésimo estado de conservación de la ermita de San Roque, no hiciera mención a los trabajos de restauración llevados a cabo en ella durante estos meses.

               En la red he encontrado este blog: http://www.teelalcornocal.blogspot.com.es/ donde explica paso a paso, con fotos muy interesantes, el proceso. Villarrasa recupera uno de sus monumentos. Mi más sincera enhorabuena a sus artífices, desde el primero hasta el último.

               Como curiosidad, siempre me he preguntado de qué estaría hecho el florón de la cúpula.... pues pasen y vean.

               Pongo aquí, con permiso de los administradores del blog, de una foto: