lunes, 7 de febrero de 2011

Salvo error u omisión...

               En el ámbito cofrade de mi Huelva me suelen decir, a veces, que los villarraseros nos la pillamos con papel de fumar… a lo que yo respondo –“Ojalá sea así, como dices”, porque si defendiéramos como debe ser (y no como muchas veces se piensa) nuestras cosas, otro gallo nos cantaría.

               No me gusta, es más, repudio esas posturas provincianas de que si lo mío es lo mejor, que si no salimos en los medios de comunicación, que si Teruel también existe, que si patatín, que si patatán. Creo que dejé bien claro en una de mis primeras entradas que ya ese tipo de cosas no me entusiasman. Quien quiera saber, que vaya a Salamanca. Comprendo que nadie tiene necesidad de saber cuáles son mis costumbres y tradiciones, de la misma forma no tengo por qué dar cuentas de saber sobre, por poner un ejemplo, las danzas ancestrales de cualquier aldea perdida en la Meseta. Lo que sí pediría es que si, llegado el caso, se hablara de mis cosas, se haga en condiciones.

               Se puede admitir errores, lapsus, confusiones… pero lo que puede llegar al hartazgo mismo es que esos errores, lapsus y confusiones, siempre caigan sobre la misma tonta a la que, parece, siempre le toca la china. Ejemplos hay a patadas. Pondré dos: Hace tiempo tuve que corregir en público a una persona “experta en cruces de mayo” cuando
dijo, en una conferencia sobre el tema, el nombre de las Cruces de Villarrasa: la Santa Cruz del Cabo y la Santa Cruz de la Calle Arriba. Repito, se consideraba “experta”. Hace un año, el periódico El Mundo Huelva Noticias hacía eco de la Ratificación Canónica de la Coronación de la Virgen de los Milagros, Patrona de Villarrasa. -Lógico, es El Mundo- Pensé.

              En esta ocasión le ha tocado el turno a la Exposición Cofrade celebrada la pasada semana en la Casa Colón de Huelva. No haré ningún juicio de valor, sólo contar lo que allí sucedió con dos de los enseres más antiguos que atesora Villarrasa: La túnica bordada de Ntro. Padre Jesús y la saya negra bordada de María Stma. de los Dolores. La primera de ellas se expuso en la sala número 1. Casi nada que objetar. La saya, en cambio, la expusieron en la llamada “sala de los brazos”, con un cartelito que ponía “Traje de Verónica. Hermandad del Gran Poder. San Juan del Puerto. Siglo XVIII”. A mis amigos cofrades les faltaron tiempo para hacérmelo saber por distintos medios. Yo, curado ya de espanto, pero con la escopeta bien cargada de munición (metafóricamente hablando, claro), me acerqué el pasado miércoles por la mañana a la Exposición y, efectivamente, allí seguía el dichoso cartelito dándole al César lo de Dios y a Dios lo del César. Requerí la presencia del encargado de aquello, se presentó, le hice caer en el error y, sin más duelo ni quebranto, retiró el cartel asegurando que iban a buscar el suyo. El día de la clausura me hacen saber que la saya sigue sin cartelito. Juzguen ustedes mismos.

-Venga, hombre, que no es para tanto.

–Bueno, pues entonces El Rocío pertenece a Sevilla.

-¿Comoooooo?.

-¿Lo ves?, a que j…

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