jueves, 23 de diciembre de 2010

Chorreones de cera.

-Qué bonita han puesto la Virgen para la Novena, ¿verdad?
-Cierto, pero no sé en qué norma, regla o estatuto se ordena que se deba celebrar la Novena de diciembre en la ermita.
-¿Otra vez estás con lo mismo?
-Tú dirás lo que quieras, pero la Novena debería celebrarse en la Iglesia, como siempre.
-¡Anda ya, hombre!, ¡con el frío que hace!
-No, si cuando no es el frío es el calor… espero que esa excusa te la hayas sacado tú de detrás de la oreja y no sea la “oficial”, porque, vamos…
-No, es que, fuera aparte de eso, en diciembre no va mucha gente.
-¡Eso no te lo crees ni tú!
-¿Qué no?, además en la ermita se está más recogíitos.
-Eso lo dirás tú, porque incómodo es de necesidad… Si piensas que porque se celebre en la ermita van a venir más gente…
-¡Claro!, ¿quién va a querer ir con todo el frio que hace allá abajo?.
-¡Ay!, creo que acabas de dar con el verdadero problema.
-No, hombre, no es eso, es que…
-Pues, guste o no, allí vamos TODOS a celebrar los eventos más importantes de nuestras vidas y de nuestras Hermandades.






-Oye, qué manto más viejo le han puesto a la Virgen ¿no?
-¡Por Dios!, lo que acabas de decir me produce sarpullíos…
-Es que como lo veo así, como tomaillo…
-Anda, alma de cántaro… que si por ti fuera, serías capaz hasta de meterlo en la lavadora… Pues te informo, estamos ante una de las grandes joyas del bordado no sólo de Villarrasa, si no de la provincia.
-¿Ah, sí?
-Sí, y fue costeado por los pobres de Villarrasa en 1875.
-Huy, cuanto tiempo, entonces ¿por qué te has incomodado por que haya dicho que es viejo?
-Mira… déjalo ya, que tú también serás de los que dicen que las Angustias es románica…
-Pues el otro día en Sevilla entré en una tienda del centro y allí había unas telas para mantos… unas tocas… unos brillos… ¡qué monería! Y pensé, lo bien que estaría la Virgen con esas cosas.
(Desmayándose) -¡Dios mío!






-(por móvil) Niña, venga date prisa y tráete al niño, ¡que ya van a salir los campanilleros!
-Señora, no es por meterme donde no me llaman, pero no son los campanilleros los que salen, si no el Rosario de Luminarias.




-Toda una delicia escuchar, a ritmo de campanilleros, las antiguas coplas de la Virgen, algunas, como las de “Nos dio en Vos la Providencia”, se me asemejan en rima y métrica a aquellas famosas de Miguel Cid (“Todo el mundo en general”) que escribió durante la vorágine inmaculista de la Sevilla del siglo XVII.
-Todo lo que tú quieras, pero esto pega en la Víspera.
-Por supuesto.






-Oye, ¿te has fijado en el lazo negro que han puesto en el llamador?
-Sí, me he fijado… nunca he visto nada igual en este paso.
-Pues ya, con esto, se ha creado un precedente…
-Desgraciadamente, sí.
-¿Por qué desgraciadamente?
-Porque no hay cosa que afee más un paso que un crespón negro.
-Pues vete acostumbrando a verlo siempre.
-¿Por qué?
-¿Acaso tu eres capaz de discernir de entre los hermanos, aquellos más o menos merecedores de llevarlo?
-Ya son ganas de buscar polémica donde nunca ha existido.






-Es de agradecer siempre actitudes maduras como la de suprimir (posponer en este caso) la procesión ante inminente riesgo de lluvia. Creo que salvaguardar una Imagen de tales características, antigüedad y devoción, es un aval más que suficiente como para tener que andar demostrando nada. Un 10 por la decisión tomada, es mucho lo que se pone en juego.






-Qué bonito era cuando el paso se llevaba a banzos, ¿verdad?
-Hombre, aquello tenía su encanto, pero vamos, ahora también va muy bien.
-No, ya, si eso no lo discuto… pero no sé… lo propio de cada lugar tiene su pellizco, su “nosequé”, se sentía como más del pueblo, más nuestra. Aún recuerdo cuando las calles eran de tierra y se formaban unos lodazales de mil demonios y los hombres que llevaban el paso no tenían más remedio que remangarse y ponerse botas de agua.
-ja. Ja, ja, qué fuerte, ¿no?
-Pues nada comparable a esos costales multicolor, camisetas de tiranta y pantalones remangados merodeando en pandilla delante del paso por medio de la procesión.
-Pues sí, hay detalles que hay que cuidar y saber el lugar de cada uno, sobre todo si se viene invitado.




-No me canso de alabar a ese ramillete de adolescentes que forman el cuerpo de acólitos. Cuánto hubiera deseado una cosa así en mi época de jartible. Qué bueno comprobar que la vergüenza y el pudor van dejando paso a ideas frescas y claras. Una vez más, chapó por ellos.






-Hace años que no voy a la Puja, no sé, en ocasiones me resultaba un pelín exhibicionista, ¿no crees?
-Hombre, eso forma parte del juego. Es una tradición hondamente arraigada en nuestro pueblo. Y tiene que ser así para que perviva.
-Si ya, pero que no se olvide que también hay devotos que, sin que lo sepa nadie, se han dejado auténticas fortunas a beneficio de la Hermandad.
-Por supuesto, pero ya se sabe que de todo ha de haber en la viña del Señor. Y todos son igual de necesarios.

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