domingo, 15 de mayo de 2011

Aquella TV.

               Se suele hablar con insistencia de la "Televisión educativa". Craso error, la televisión no es una niñera a la que encargarle la educación de la prole, aunque sí forma parte de nuestra construcción como personas (que no olvidemos que dura desde que nacemos hasta que la naturaleza nos llama a formar parte de la tierra que pisamos). Qué cosas, desde pequeño soñando con tener una para mí sólo y ahí la tengo, muerta de risa en mi habitáculo. Efectos colaterales del hecho de tener Internet.

              Me viene a la mente aquella televisión de los ochenta que, a lo más inmoral que podía aspirar era a entretener y divertir a los televidentes. Tiempo habría después para la telebasura (o telerealidad, o teledegeneración, o como se llame). Un programa infantil que no entendía "ni papa", pero que me llamaba mucho la atención era "Planeta Imaginario". En aquella España que no empezaba a conocer ni la madre que la parió fue un auténtico shock. La sobredosis de libertades que hubo en aquella década sobrevino aún con mentalidades del yugo y el látigo. El coquito de mi hermano mayor siempre me recordaba que el mismo título me lo decía: que era algo imaginario, no real, que estaba en nuestra imaginación, no es la realidad. Yo tendría unos 5 o 6 añitos, él unos 10 u 11.



               Otro de los programas que marcaron época fue "La Bola de Cristal"



               O el que le siguió, "Cajón Desastre", no exento de las feroces críticas por parte de los mismos de siempre (para qué nombrarlos).



               Y el programa de los programas: "Un, dos tres":






               Sigan disfrutando.

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