domingo, 5 de junio de 2011

Arte.

               Podríamos definir arte como aquello que el ser humano añade de más a todo lo que le es útil e imprescindible para su supervivencia y adaptación al medio. Es un invento puramente humano. Un gato, por poner un ejemplo de animal que me encanta (después del perro), si tiene hambre, caza ratones; si tiene sed, se arrima al primer hueco abierto con agua y bebe; si siente frío, se acurruca o busca el primer refugio que encuentre; si llega la época del celo, no duda en pillar la primera gata que encuentre, aunque con ello se gane un gañafón. Por el contrario, el ser humano no actúa de igual forma. “Ya descubrió las Américas”, podrán pensar muchos al leer esto. Yo no estaría tan seguro de que esto esté tan claro, viendo, leyendo y escuchando lo que muchas veces veo, leo o escucho.

               ¿Qué falta le hará al hombre (y mujer… por si las feministas) una salsa “vichyssoise” (vamos, lo que viene a ser una simple crema de calabacines de toda la vida, lo que pasa es que queda más cool decirlo así) como guarnición de un trozo de carne asada… o que el plato tenga tal o cual forma… para que eso que se mete en la boca le sirva de alimento? La alimentación es una necesidad biológica, pero, para nuestro deleite, hemos inventado la gastronomía. ¿Qué quita o pone en nuestra necesidad de resguardarnos de las inclemencias meteorológicas una cornisa o un capitel corintio?, nada, pero es intrínsecamente humano. Tan humano como el erotismo, o lo que es lo mismo, arte aplicado a la necesidad biológica de reproducirse. El ser humano, como ser heterótrofo, necesita de otros seres vivos para su sustento… y también aplica arte cuando tiene que sacrificarlos para consumirlos, ¿qué no?...

               Avanzamos hacia un mundo edulcorado, plastificado, tamizado, tibio… o lo que viene a ser lo mismo: atontado, en el que Bamby va a ganar la batalla (con esto no quiero decir que haya que ser perverso). Luego pasa que cuando llevamos a los niños al campo creemos que estamos en el prado de Heidi y “déjalos que correteen y hagan lo que quieran, esto es sanísimo”, sin reparar en que la naturaleza es cruel por eso, por naturaleza. Ni mala ni buena (términos puramente humanos), sino como es y punto. Todo animal, para su sustento, duerme, come, bebe, se aparea, se comunica, se refugia, mata a otros animales para sobrevivir… la diferencia está en que es ser humano aplica arte a todo eso y así tenemos la arquitectura, la gastronomía, el erotismo, la literatura, la tauromaquia…

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