lunes, 27 de junio de 2011

Hay tres jueves en el año...

…que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y día de la Ascensión. Ya, ni Ascensión ni Corpus se celebran en jueves.


               Tengo el recuerdo de una foto enmarcada en la cómoda del dormitorio de mis abuelos, podría ser de los años 70, chispa más o menos. En ella aparece, en una polvorienta y desolada calle Larga, dirección a la Plaza, uno de mis tíos portando a hombros el, por entonces, minúsculo paso de la Custodia. Era un pasito de cuatro banzos, la Custodia aparecía sobre una nube de claveles que ocultaba el mecanismo que la anclaba al pie de la Cruz de plata que le servía de escabel. Cuatro ángeles a los pies (los mismos que salen hoy) y, en las esquinas, cuatro candeleros de plata antigua (en esencia y en apariencia) sosteniendo cuatro rojas luminarias. Al respecto, en uno de los últimos años en que monté la Custodia, quise recuperar aquella visión que, desde pequeño, me regalaba la foto de la cómoda de mis abuelos. Creo que aún no me lo han perdonado.

               Aquellos Corpus de mi niñez los recuerdo muy de mañana temprano (al menos, esa era mi sensación). Cuando me despertaba con aquel repique tan flamenco que tenía nuestra torre, ya mi padre se había marchado a la Función, lo que me mosqueaba sobremanera. Mi madre se quedaba aderezando a sus dos “fieras”. En aquellas procesiones, la separación por edad, sexos y aun clases sociales que se establecían, era muy acusada. Por un lado los niños con nuestro siempre recordado Don Rafael, de sempiterna sotana y alzacuellos, revestido con sobrepelliz de encaje, intentando poner orden a la caterva de infantes que rodeaba unas minúsculas andas sin patas que llevaba la Imagen del Niño Jesús, de las primeras de Olot. Es la que actualmente se conserva en la ermita de las Angustias y fue germen de lo que ahora es la Hermandad de la Borriquita. Seguidamente las mujeres y, entre medio, los gallardetes de las distintas Hermandades. Inmediatamente anterior a la Custodia, un tramo de hombres portando cirios, sólo estos podían llevarlos. El paso con S.D.M. El Preste bajo palio y siempre, siempre revestido con la pluvial y, encima, el humeral (así cayeran lenguas de fuego); las autoridades y, según los años, la banda de música. El lugar en que más me gustaba ir era cogido de la mano de mi padre. Él, la mía en su izquierda y el cirio en su derecha.

               Poquita gente, sí. Más de medio pueblo dormía, mientras menos del otro medio rezaba en fila, vale. Pero la dignidad que imponían esos detalles se alejan muy mucho de lo que hoy podemos ver. Por entonces, el clero tenía muy claro que ellos eran los primeros en imponer el respeto debido. Por entonces a nadie se le ocurría aplaudir al Santísimo cuando salía o entraba (Dios me libre de juzgarlo falta de respeto, pero sí de formación). Las colgaduras eran colchas tapando el hueco de las puertas o colgando de algún balcón, a lo sumo se veía alguna que otra bandera nacional; ahora, algunas balconeras simplemente no pegan, mejor dicho, no proceden. Ninguna Hermandad dejaba de ir sólo porque otra fuera así o asao. No se estilaba figurar con vara delante de Él, ningún signo de poder terrenal (aunque sea eclesiástico) prevalecía por encima de la Persona –que no Imagen- que preside la procesión, que no es otra que Jesús Sacramentado.


               Los 90 fueron de evidente declive. Ya las normas no escritas que definían el lugar de cada uno se fueron diluyendo. Eso, sumado al traslado de la festividad al domingo, hizo que las verbenas se celebraran en la víspera, con la consiguiente merma en la asistencia, ya de por sí exigua, a la procesión. Fue perdiendo fuelle de forma preocupante hasta llegar a situaciones límite en los últimos años de la década. A partir del año 2000 cambia la historia y más concretamente a partir de 2002. Puede que para bien o para mal, según el cristal con que se mire. Bajo mi punto de vista hemos perdido tanto como ganado. Pero sostengo que lo que se ha perdido jamás se puede considerar consecuencia de lo ganado. Lo perdido ya venía perdiéndose desde hace mucho, como ya he mencionado más arriba. Aún es pronto para escribir esa historia.

Fotos:
Portada Boletín "Santa Cruz del Campo" de 2000.
Archivo personal, Procesión del Corpus de finales de los 60.


             

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