martes, 18 de enero de 2011

De trofeos y otras idolatrías.

               Que haya gente que se haga kilómetros y más kilómetros sólo para fotografiarse al lado de la Copa de la FIFA, ganada por la selección Española en los últimos Mundiales, es tan respetable como los kilómetros que yo me pueda hacer para visitar una exposición de Rodín (por cierto, genial ver la "Puerta del Infierno" o "El beso" la última vez que estuvieron en el Museo de Bellas Artes de Sevilla) o para ver un concierto de Tejera, o váyase a saber. Y por eso de que todo, por excéntrico que nos pueda parecer, es respetable siempre que no cause perjuicio al prójimo, me abstengo de juzgar las acciones de nadie. Pero no puedo evitar, quizás por mi gusto por la psicología, ser observador de comportamientos.

               Y es que en estos días rula por nuestra geografía más cercana (hoy Huelva, mañana La Palma, Zalamea y Riotinto) esa escultura aúrea que llaman Copa de la FIFA, y ahí me tienen a las masas dándose de tortas por ser los primeros de la fila... amén del "orgullo" que supone tener, aunque sea por unas horas, nada menos que la copa que levantó Iker Casillas (Sí, el que se morreó en directo con la Carbonero... perdonen el desliz telealcahuetero, lo he dicho porque puede que algunos lo conozcan sólo por eso... prometo que no volverá a pasar). Me llegan rumores de que no es la original, pues ésta, dicen, la custodia siempre la FIFA. De ser cierto, debe ser muy frustrante. Pero bueno, ya se sabe, sarna con gusto...

               Me viene a la mente lo que me ocurrió hace un par de años, cuando la Selección Española ganó la Copa de Europa y ocurrió lo mismo: el susodicho trofeo peregrinó por toda la piel de toro. El día que estuvo en la Casa Colón de Huelva, en la sala de enfrente se celebraba una exposición de Imaginería religiosa particular... auténticas joyitas de culto privado. Un amigo me animó a visitarla, no en vano se exponía una Imagen suya de factura antigua. Aproveché un rato libre (no me acuerdo que fue lo que fui a hacer en la capital) y me acerqué. Cuando llegué, aún no habían abierto el "besamanos" del trofeo en cuestión, sin embargo la exposición de Imágenes particulares sí. Accedo a ella y, a la misma puerta de la sala, llega una pareja joven preguntando si se podía ver la Copa, yo les dije que se habían confundido y les expliqué qué tipo de exposición era aquella, que la que buscaban abríría más tarde.

               La cara de asco que pusieron, sólo sería comparable a la del Fary comiendo limones (vale, ya sé que no he sido original, pero no se me ocurría otra). Creo que pude escucharles algo como que para ver trozos de escayola siempre había tiempo o que le daban nauseas el olor del inci
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enso que allí había. Yo, que ni me iba ni me venía aquello, ví aquella expresión de lo más absurda y contradictoria y les llegué a decir divertido: Aquí se expone el santo y en la sala de enfrente (donde estaba la copa) una jarra del paso, pero vamos, que si a mi me la dieran, la tiraría porque parece de serie... Como parecía que les hablaba en chino, la feliz pareja tornó hacia la puerta principal a la espera de que el "segurata" habriera la sala donde se custodiaba su particular becerro de oro que, al fin y al cabo, poniéndonos nihilistas (que no lo soy), sería la misma estupidez. Resulta que el Gran Poder es un "cacho de palo" y no

 hay por que cogérsela tanto con papel de fumar si a alguien le dá por darle patadas y arrancarle un brazo, porque, claro, estamos en el siglo XXI y no hay que ser tan fanático. Me gustaría saber que pasaría si a alguien le diera por coger semejante maja del gazpacho (llámese copa de la FIFA) y revolearla al suelo...

               Consecuencia: Todo es respetable en esta vida pero, en ocasiones, no reparamos en nuestras propias contradicciones a la hora de juzgar el comportamiento de los demás. Por eso, si alguien es feliz aguantando horas de cola para tocar un trofeo, pues ole sus coj...

Fotos:
 http://www.lahuelvacateta.wordpress.com/
http://www.madeinhuelva.es/

1 comentario:

  1. Excelente imagen la de la "maja del gazpacho" y prodigiosa memoria. Disfruto mucho con todas tus entradas. Quién me iba a decir que me encontraría con el "olivo de Lola Cantero", así lo llamaban en casa, en el blog de un alumno mío. Adelante y mándame la foto de la cruz que te he pedido. Abrazos...

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